"NOVEDADES DE QUINTANA ROO" Chetumal, Q. Roo, Martes 3 de Diciembre de 1974 POR ANTONIO GARZA MORALES. De un tubo conectado a las cavas, a un lado del corazón, sale la sangre. Se le ve circular por el transparente conducto de plástico hasta un receptáculo. Tan solo en tres minutos -en el quirófano del hospital de Neumología del IMSS- el paciente, un hombre, pálido, con paro circulatorio y pulmonar ha quedado sin una gota de sangre en su organismo. Técnicamente está muerto. Es por primera ocasión en el mundo que se opera en el corazón sin que el paciente tenga sangre en el cuerpo. Los instantes son vitales. Rubén Agüero, jefe de división de cirugía de tórax del IMSS, introduce por la aorta una solución de suero con electrolitos para llenar el torrente sanguíneo. Si se tarda un minuto mas en llegar oxígeno al cerebro pueden causar lesiones irreversibles al enfermo. La sangre del paciente, unos cinco litros, permanece ahora en un receptáculo. Allí estará de tres a cuatro horas hasta que concluya la operación y, después volverá nuevamente a su dueño, si éste sobrevive. Hace cerca de tres años que Agüero, al frente de un equipo científico en el que destacan los doctores Guillermo Escalante, Enrique Ochoa y Gerardo Soria, he estado operando perros bajo el nuevo sistema. Todos los animales se salvaron pero es la primera ocasión que se intenta esta operación en un humano. Teóricamente no existe ningún peligro. Durante más de quinientas operaciones en perros se comprobó detalle por detalle. Después, se tuvo a los perros en observación constante. No hay mayor problema, pero aún queda la duda. La solución ha principiado a circular dentro de los cientos de metros de conductos sanguíneos. Sólo el corazón y los pulmones han quedado paralizados. A este paciente le han extraído el 94 por ciento de su sangre. Vive. Su corazón es ahora una bomba. Llega oxígeno a su cerebro por la magia de un pulmón artificial. Su rostro y las manos están pálidas; de ese pálido transparente que sólo se aprecia en los cadáveres de los suicidas que se cortaron las venas. En Sudáfrica, en Houston y en Moscú, en grandes centros hospitalarios, se han intentado este tipo de operación de sangre del 40 por ciento del torrente circulatorio y con la idea exclusiva de quitar presión para evitar desperdicio de sangre. Agüero, Escalante, Ochoa y Soria, se afanan en el quirófano. Los auxilian otros siete especialistas. Ya en el cirujano ha localizado la conclusión. Ahora con la mano segura dirige el bisturí y corta la vena. Cuando corta no sale sangre. En el campo operatorio mana una solución rosada que una enfermera absorve con una bomba especial. El corazón inerme sostenido por la mano enguantada del cirujano, parece que nunca volverá a latir. Agüero está considerado como uno de los mejores cirujanos de tórax en México. Preparado en la UNAM y con estudios de postgraduado en universidades como Stanford miembro de la Academia de Medicina, ha efectuado más de cuatro mil operaciones. Tiene 39 años de edad y 15 de ellos los ha dedicado a la práctica de la cirugía mayor. Ahora sustituye la vena cortada por un tubo de plástico. Lo sujeta firmemente a las dos extremidades del conducto humano. Sin ninguna oclusión la sangre circulará nuevamente del corazón a los confines del organismo. Una de las enfermeras continuamente absorve el suero con electrolitos del campo operatorio. Ha manado del tórax un torrente superior a los cinco litros. Si se hubiera operado con la sangre del paciente en el cuerpo, habría necesidad de haber utilizado unos ocho litros de plasma. Agüero conecta ahora un tubo que viene del receptáculo a la aorta. Paulatinamente deja entrar la sangre del paciente al torrente circulatorio y como por arte de magia, el enfermo principia a desechar el suero con electrolitos por medio de los conductos urinarios. Simultáneamente se da masaje al corazón y se le aplican choques eléctricos. Principia nuevamente la vida. Movimientos espasmódicos, del corazón, así lo anuncian. Poco a poco se normaliza el ritmo cardiáco y el rostro del paciente adquiere un tono rosado en la piel. Cuando termina de entrar la sangre se inicia la sutura externa. El paciente no ha perdido ni dos decilitros de su propia sangre. No necesito de plasma extraño. Tardará en recuperarse entre 15 y 3 días. La operación concluyó. El paciente vive ahora totalmente recuperado. Lleva absolutamente una vida normal. Fue en febrero de este año. La operación se ha repetido ocho veces por el mismo equipo de cirujanos y todos los pacientes han tenido un ciento por ciento de recuperación en sus facultades. Cuando Rubén Agüero presentó el trabajo en la Academia de medicina recibió, después de la incredulidad de sus colegas, un aplauso de varios minutos. Con este tipo de operación se evita el uso de sangre extraña al paciente, y desde luego, problemas postoperatorios tan graves como la hepatitis u otro tipo de infecciones. Este nuevo sistema de cirugía, creado por científicos mexicanos, abre una nueva era dentro de la medicina.
|